DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

18 de enero de 2011

Nuestra lectura de hoy, martes 18 de enero

Santiago, capítulos 1 al 3

Seamos prontos para oir, y lentos para hablar y para enojarnos; porque la ira nos impulsa a actuar de manera contraria a la justicia de Dios, y el que no logra refrenar su lengua tampoco puede controlar su cuerpo.

No seamos sabios según los criterios de este mundo. Busquemos la sabiduría que viene de Dios que es pura, pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía.

Pongamos en práctica la palabra del Señor, de nada nos sirve estudiarla y conocerla si no nos ejercitamos en vivir de acuerdo a ella.

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