DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

20 de enero de 2011

Nuestra lectura de hoy, jueves 20 de enero

1 Pedro, capítulos 2 al 4

Somos linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciemos las virtudes de Aquel que nos llamó de las tinieblas a Su luz admirable. (1 Pedro 2:9)

Por la misericordia de Dios fuimos escogidos para pertenecer a Su familia, El nos adoptó como hijos Suyos para ser Su descendencia, linaje Suyo. (Efesios 1:4-5)

Cristo es nuestro único sumo sacerdote, perfecto y santo, y todos los creyentes (la iglesia) somo sacerdotes para ofrecer sacrificios espirituales agradables a Dios, por medio de Jesucristo. (1 Pedro 2:5)
Algunos sacrificios espirituales mencionados en la Biblia son:
- Presentar nuestros cuerpos a Dios en santidad. (Romanos 12:1)
- Honrarle con nuestras alabanzas, con el fruto de labios que confiesan Su nombre. (Hebreos 13:15)
- Hacer el bien y ayudarnos mutuamente. (Hebreos 13:16)

También somos una nación santa, apartada para Dios. Vivimos en este mundo, pero nos movemos según los principios y valores del Reino de los Cielos, buscando hacer la voluntad de nuestro Señor y Rey. Si amamos a nuestro Dios, le obedeceremos y buscaremos para nuestras vidas lo que conduce a la santidad.

Y somos un pueblo diferente, pertenecemos a Dios. Hemos sido adquiridos por El para anunciar al mundo Sus virtudes: Su justicia, misericordia, fidelidad, santidad, poder, amor...

Los que responden al llamado de Dios, pasarán de las tinieblas a Su luz admirable, gracias a la obra redentora de Cristo Jesús en la cruz.


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