DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

16 de enero de 2011

Nuestra lectura de hoy, domingo 16 de enero

Hebreos, capítulos 8 al 10

Después de conocer a Dios, es muy grave aprovechar Su gracia para pecar voluntariamente. Es como pisotear al Hijo de Dios y menospreciar la sangre que El derramó para santificarnos; y es una afrenta al Espíritu Santo. (Hebreos 10:29)

"Si pecamos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectativa de juicio, el fuego ardiente que ha de devorar a los enemigos de Dios." (Hebreos 10:26-27)

Una vez que hemos creído, no retrocedamos para perdición, no hagamos mal uso de Su gracia y misericordia. No tomemos en vano la sangre que derramó nuestro amado Salvador para limpiarnos.
Conservemos la fe y perfeccionémonos en la santidad para preservar nuestras almas.



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