DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

31 de diciembre de 2010

Nuestra lectura de hoy, viernes 31 de diciembre

Gálatas, capítulos 2 al 4

He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y dio Su vida por mí. (Gálatas 2:20)

El que está crucificado con Cristo, sólo busca agradarle a El; ha muerto a sus deseos y sólo piensa en satisfacer y agradar el corazón de Dios.
Quien está en la cruz con Cristo no se mueve según sus propios deseos y preferencias, sino que encomienda al Señor su camino y espera en El para ser guiado: dónde ir, qué hacer, cómo hacerlo.
El que ya no vive para sí mismo está dispuesto a darlo todo por Su Salvador, aún su vida, y está dispuesto a dejar lo que sea para hacer Su voluntad.
El cristiano que ama la cruz de Cristo no se sienta a esperar las bendiciones de Dios, sino que se postra ante Su presencia para adorarle y bendecirle por lo que El es y por lo que ha hecho a su favor para salvarlo.

Permanezcamos en la cruz con Cristo, muriendo cada día a nosotros mismos y a los deseos de este mundo; y vivamos para agradar a Aquél que nos amó y dio Su vida por nosotros.

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